La Isla de Saramago navega por Chile en busca de sí mismaEl escritor portugués José Saramago se pasea estos días por barrios de Santiago y otras ciudades de Chile, no a través de sus libros, como sería lo normal, sino a bordo de su Isla Desconocida, que deambula en busca de sí misma.
Se trata de una versión teatral de 'La Isla Desconocida', montada por una compañía chilena que sus jóvenes integrantes denominaron también 'La Isla' para representar la obra del ganador del Premio Nobel de Literatura 1998.
Lo que parece un juego de palabras no es tal cuando se conoce la trama de la historia: un intrépido hombre que ansía encontrar la Isla Desconocida consigue que un mezquino rey le regale una carabela para emprender la aventura.
Al cabo de varias peripecias, el aventurero comienza su búsqueda junto a la única persona que se atreve a acompañarlo, la mujer encargada de la limpieza en el palacio real, tras bautizar a la carabela también como la 'Isla Desconocida', al comprender que el sueño y la realidad pueden fundirse en una misma certeza.
El propio Saramago está enterado de esta aventura de los jóvenes actores chilenos, según dijo a Efe la conocida cineasta chilena Carmen Castillo, que se dio el tiempo, en medio de la intensa actividad de su última visita al país, a presentar su documental 'Calle Santa Fe', para asistir a la primera representación de la obra.
'Cuando recibí la invitación le conté a (Saramago) que en Chile estaban montando su cuento. Se mostró feliz e interesado', señaló Castillo, en cuya opinión el montaje refleja 'con fidelidad' lo que el escritor portugués quiso plantear en su narración.
Como un gesto hacia el autor portugués, el grupo teatral se preocupó de grabar un vídeo de la obra, con el propósito de hacerlo llegar a Saramago, porque 'nos parece maravilloso establecer un vínculo', dijo a Efe Samanta Pizarro, directora de la obra.
Por necesidades del género, el montaje contiene algunas diferencias con el relato original: el rey es aquí una reina, pero igualmente mezquina, que jamás atiende a quien toca alguna de las cinco puertas de su palacio, con excepción de aquella 'de los obsequios', que espera recibir a cada momento.
Quienes toquen a las puertas de las peticiones, de los secretos, los rechazos o de las decisiones, serán desoídos por la soberana y al final de una maraña burocrática, deberán conformarse con transmitir sus deseos, demandas o aspiraciones a la mujer de la limpieza.
Matizada con escenas en clave de comic, humor, canciones contagiosas y orientada principalmente al público infantil, la obra no desfigura el mensaje del original, que para la directora Samanta Pizarro no es otro que la búsqueda de la identidad.
'El conflicto que instala la obra es el de la identidad, que para nosotros merece un debate que es necesario en la sociedad actual, la búsqueda de la identidad, a nivel personal y colectivo', dijo a Efe Pizarro.
'También resolvimos que fuera comprensible y especialmente dirigida a los niños, porque instala valores positivos, como la tolerancia y la perseverancia', añadió.
La obra, desde su punto de vista, recoge 'una manera de ver el texto como tal vez no fue concebido, pero nos parece precioso haberla podido concretar'.
La Isla Desconocida ha navegado en las últimas semanas por varios escenarios, algunos de ellos tan curiosos como la sede del 'Club de Abstemios' del barrio Yungay, de Santiago, donde se presentó este sábado o algún pub del bohemio sector de Bellavista.
La prueba de fuego, sin embargo, la tuvo la Isla Desconocida frente a un público mayoritariamente infantil en el Cerro Achupallas, en Viña del Mar.
Se trata de un sector obrero, que no aparece en los catálogos de la llamada 'capital' del turismo chileno, en el que se celebró este año el IV Encuentro de Teatro, que reunió a cuarenta compañías que en tres escenarios deleitaron en tres días de noviembre a los vecinos, con una variopinta muestra del arte de la representación
La Isla Desconocida salió airosa de la prueba y sus intérpretes quieren ahora orientar el rumbo hacia su principal objetivo: representarla en escuelas de todo Chile, además de en algunos festivales.
Para ello, esperan obtener alguna rebanada de los fondos estatales destinados a fomentar la cultura, ya que hasta ahora las funciones han sido gratuitas y al igual que los navegantes del cuento de Saramago, los tripulantes de esta carabela teatral están con las faltriqueras vacías.