Un relato histórico como el de aquel hombre que cuando apenas la mitad del mundo aparecía en los mapas, tuvo la osada idea de solicitar una carabela a su rey para aventurarse a encontrar el nuevo mundo, entrega a José Saramago el material necesario para contarnos esta hermosa historia: La Isla Desconocida.
Un aldeano del pueblo se alza por llevar a cabo distintas tareas, todas improbables: acercarse a la puerta de las peticiones, pedir hablar con el mismísimo rey para solicitar un barco que lo lleve a la búsqueda de la Isla Desconocida. Los obstáculos en el camino serán múltiples, desde sortear la escala jerárquica en el palacio del Rey para hacer su petición, argumentar la búsqueda de algo que tal vez no existe y convocar una tripulación que lo acompañe en su viaje.
La mujer de la limpieza del palacio es quién cree en este sueño del hombre del barco, y una vez que ha pasado por la puerta de las decisiones, lo sigue con la intención de no volver a pasar nunca más por ahí, siendo la Isla desconocida el único destino posible para esta pareja de locos viajeros y soñadores. El hombre se duerme y sueña que su barco navega, le crecen árboles, animales caminan alrededor, pájaros arman sus nidos... su barco es un bosque que navega. Su sueño le proporciona al hombre el nombre que le faltaba a su carabela: “La isla desconocida”. Hacia la hora del mediodía, con la marea, la Isla Desconocida se hizo por fin a la mar, a la búsqueda de si misma.
Un aldeano del pueblo se alza por llevar a cabo distintas tareas, todas improbables: acercarse a la puerta de las peticiones, pedir hablar con el mismísimo rey para solicitar un barco que lo lleve a la búsqueda de la Isla Desconocida. Los obstáculos en el camino serán múltiples, desde sortear la escala jerárquica en el palacio del Rey para hacer su petición, argumentar la búsqueda de algo que tal vez no existe y convocar una tripulación que lo acompañe en su viaje.
La mujer de la limpieza del palacio es quién cree en este sueño del hombre del barco, y una vez que ha pasado por la puerta de las decisiones, lo sigue con la intención de no volver a pasar nunca más por ahí, siendo la Isla desconocida el único destino posible para esta pareja de locos viajeros y soñadores. El hombre se duerme y sueña que su barco navega, le crecen árboles, animales caminan alrededor, pájaros arman sus nidos... su barco es un bosque que navega. Su sueño le proporciona al hombre el nombre que le faltaba a su carabela: “La isla desconocida”. Hacia la hora del mediodía, con la marea, la Isla Desconocida se hizo por fin a la mar, a la búsqueda de si misma.
